Sinopsis
En las últimas décadas, China ha pasado de ser un país con grandes posibilidades de desarrollo a una potencia mundial. La transformación ha sido tan profunda y acelerada que prácticamente modificó los términos de la globalización tal como se la conocía. Un mercado de consumo de cientos de millones de personas es una excelente noticia para los países que exportan. Hasta hace pocos años parecía un camino de una sola vía: todo consistía en producir aquello que China precisaba. Una operación perfecta.
Sin embargo este concepto es, en el mejor de los casos, una ingenuidad. La irrupción de un mercado de semejante naturaleza, tarde o temprano, invierte la dirección del comercio. Es imposible que una nación que está destinada a ser la primera economía del mundo se conforme con ser un país comprador de alimentos y deje el resto del tablero internacional tal como estaba. Esto ya empieza a verse. China no solo compra proporcionalmente menos que antes, sino que es, como toda potencia, un inversor agresivo, que fija sus propias reglas de juego y condiciona las decisiones estratégicas de otros países. Por ejemplo, la Argentina. Suponer que iba a ser distinto es perderse en ensoñaciones y desatender las reglas de la historia.
En este brillante ensayo, Julio Sevares mira el fenómeno de la expansión china con realismo. Analiza el explosivo desarrollo económico, muy ligado a la expansión que se produjo en la zona de Asia Pacífico. Descubre los desafíos y oportunidades que presenta sin omitir las amenazas. Es decir, se concentra en una realidad compleja, que abre oportunidades de negocios y crecimiento e impone condiciones férreas, muy, muy lejos de la idea de que China, per se, es un boleto al paraíso.