Sinopsis
El llamado arte de “los ‘80” ha quedado estigmatizado por lecturas estereotipadas que lo ligan casi exclusivamente a cierto movimiento internacional que revalorizó la pintura por sobre el arte conceptual. Al mismo tiempo, esta tendencia, llámese Transvanguardia o Neoexpresionismo, fue considerada reactiva al concepto de vanguardia. Estas ideas, que por muchos años fueron comúnmente aceptadas, dejan buena parte de la producción artística argentina de aquel momento en un lugar doblemente incómodo: es apenas el efecto de la influencia del arte extranjero y es esencialmente conservador, o al menos apolítico.
Pero además de estas dos calificaciones, dependencia y conservadorismo, se instaló de manera casi natural la sospecha de estar frente a una generación frívola, que vivía el arte de espaldas al compromiso, a cualquier tipo de compromiso. En primer lugar, el compromiso con la propia pintura. A partir de la lectura de Imágenes inestables, queda la sensación contraria: la frivolidad no estaba del lado de los artistas, sino en la manera de pensarlos. O, llegado el caso, de evitar pensarlos.
Porque en este libro Viviana Usubiaga demuestra que el modo de comprender la década del 80 es otro. En principio, no se trata de un tiempo de características estéticas y culturales homogéneas; y en este sentido define una periodización particular atravesada por el acontecer social y político. Luego, sin negar la influencia de la escena internacional -reinscribe las relaciones que la pintura de ese tiempo tiene con la tradición argentina, principalmente con Antonio Berni, que muere en 1981, y con la Nueva Figuración de los sesenta. Además establece las evidentes conexiones con una época política especialmente significativa, como es el pasaje de la última dictadura a la democracia que comienza en 1983. Y propone una reflexión sobre ciertos momentos reveladores para el campo artístico –como fue el surgimiento de la cultura underground– que condensan formas de elaboración de la experiencia cultural argentina reciente. Por último, destaca la emergencia de un factor clave entonces, y más importante desde entonces hasta hoy: el mercado del arte como instancia de validación de la producción de los artistas.
La suma de estas hipótesis, que estas páginas plantean y verifican, hace de Imágenes inestables un libro fundamental para entender la génesis del arte contemporáneo argentino.