Sinopsis
Élisabeth Vigée-Lebrun (1755-1842) fue la pintora francesa más famosa del siglo XVIII, y una de las primeras mujeres en ser admitidas en la Academia de Artes. Hija de un retratista, del que recibió sus primeras lecciones, muy pronto su talento llamó la atención de otros maestros del periodo, con quienes se instruyó.
Durante su adolescencia ya pintaba retratos de manera profesional, aunque su estudio fue embargado por practicar la pintura sin licencia. Su fama le valió una invitación a Versalles, para pintar a la reina María Antonieta. La reina quedó tan complacida con el trabajo, que se convirtió en su pintora favorita. Por su estudio desfilaron los personajes más destacados de la corte. En su momento de mayor gloria, sin embargo, la Revolución Francesa la obligó a exiliarse.
Vivió y trabajo algunos años en Italia, Austria y Rusia, donde su experiencia en tratar con clientes de la aristocracia le resultó útil. En Rusia pintó a numerosos miembros de la familia de Catalina la Grande. Durante su estancia Vigée Lebrun fue hecha miembro de la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo. Solicitada por la élite de Europa, viajó a Inglaterra a principios del siglo XIX y pintó los retratos de varios notables británicos incluyendo a Lord Byron.
Esta novela es un recorrido apasionante por las cortes europeas del s. XVIII