Sinopsis
Este es un libro de cabecera para entender los inicios del mercado del arte en la ciudad de Buenos Aires. La explosión arquitectónica entre 1880 y 1910, consecuencia de la prosperidad del modelo agroexportador, que resultó en la proliferación de lujosas mansiones, se extendió a la adquisición de obras de arte. Las paredes de las mansiones reclamaban pinturas. La floreciente burguesía local tampoco quiso quedar al margen de esta práctica, donde confluían la actividad cultural y la distinción social.
Este hábito dará origen no sólo a grandes y prestigiosas colecciones –muchas de ellas, donadas más tarde al Estado, serán la base del Museo Nacional de Bellas Artes– sino al establecimiento de galerías y salones de exposición –como la prestigiosa, y actual, galería Witcomb, inaugurada en 1897– resultando un impulso decisivo para el movimiento artístico argentino.
¿Qué estilo pictórico prefirieron los compradores argentinos? ¿Cuál fue el rol y la influencia del coleccionismo? ¿Por qué fueron más importantes las modas de París que las de otras capitales europeas? ¿Cómo y cuándo ingresó el arte moderno en la Argentina? ¿Qué lugar ocuparon en este contexto y en este período (1880-1910) los artistas locales? ¿En qué momento la sociedad en su conjunto pudo empezar a disfrutar de estas obras? Los dueños del arte abre un enrome campo para la investigación y el debate.