Sinopsis
En junio de 1978 se jugó en la Argentina el Mundial. El país anfitrión se había esmerado en preparar una fiesta inolvidable: se gastaron sumas exorbitantes de dinero en la construcción de estadios, en la remodelación de otros. Era una vidriera para mostrar al mundo que esta era una tierra de paz y fraternidad. Sin embargo, a menos de un kilómetro del estadio Monumental, donde se disputó el partido inaugural, la final y varios más, funcionaba la ESMA. Argentina formó un equipo de excepción, con Fillol, Passarella, Ardiles, Luque, Kempes, por nombrar algunas figuras, dirigidos por César Luis Menotti. Para obtener el triunfo, no obstante, hubo que ganar un partido que quedó envuelto en el misterio. Para llegar a la final, Argentina tenía que vencer a Perú por cuatro goles de diferencia; el resultado fue 6 a 0. Antes, durante y después del encuentro sucedieron cosas difíciles de explicar. El dictador Jorge Rafael Videla y Henry Kissinger visitaron el vestuario de Perú antes de comenzar el encuentro. Una bomba que explota, minutos después de que se convierta el cuarto gol, en la casa de Juan Aleman, funcionario de la dictadura y tenaz opositor a la realización del torneo. Toneladas de trigo que se envían a Lima después del partido.