François-Marie Arouet, conocido como Voltaire, fue la figura intelectual dominante de su siglo XVIII. Ha dejado una obra literaria heterogénea y desigual, de la que resaltan sus relatos y libros de polémica ideológica. Como filósofo, Voltaire fue un genial divulgador, y su credo laico y anticlerical orientó a los teóricos de la Revolución Francesa.
Esta obra se presenta al lector en foma de cuento constituido por breves episodios en el que el viaje es el elemento estructurador. Sin embargo, cada uno de los capítulos está dedicado a poner en evidencia y criticar de forma irónica un defecto moral (la hipocresía, la mentira, la traición, etc.). De este modo Voltaire propone dos niveles de lectura y una forma literaria que creará una gran tradición: el relato que subyuga al lector por lo que tiene de aventura y pericia pero que, sin embargo, también es una invitación a reflexionar sobre los males que aquejan a la humanidad, pero no de un modo directo, sino de una forma irónica y divertida, que resulta ser incluso más efectiva que el sermón o la diatriba.