Sinopsis
Desde 1983 hasta nuestros días, la democracia argentina ha vivido una transformación profunda. En principio, se ha reconfigurado a partir del año 2001. Mantiene un firme sistema de votación, pero su estructuración es más débil.
Tiene una nueva fisonomía, sin que se haya producido un cambio de régimen; sufrió un lento proceso de degradación. Ya no hay partidos, hay fragmentos de partidos; predomina la fluctuación del voto; aumenta la desconfianza ciudadana hacia la política, el clientelismo y la corrupción en la cumbre. Además el poder se ha personalizado. Triunfan asociaciones políticas con líderes que se renuevan permanentemente. Es una señal que no debe ignorarse. Ningún régimen democrático es inmune al peligro de la decadencia.
La pregunta central de este brillante ensayo de Hugo Quiroga es: ¿cómo redefinir la democracia si aceptamos la premisa de la degradación imperante? Ahora que el principio de representación electoral ha perdido su monopolio frente a la informalización y la virtualización de la política, ¿pueden las redes sociales cubrir el déficit de representación que recorre el mundo con sus diferentes tipos de manifestaciones? El desafío no es sólo intelectual, también es práctico. Debe ser capaz de superar la aguda tensión, y a menudo la desconfianza, entre gobernantes y gobernados, y debe, esencialmente, volver a pensar las bases de la democracia argentina, detectar sus desvíos, sus virtudes, aquello que la amenaza. Es precisamente lo que hace este libro.