Sinopsis
Mientras en la casa se ultiman los preparativos, un hombre se demora en bajar a la fiesta. Es su cumpleaños, y es también un momento en que los recuerdos lo acunan y casi le impiden moverse. El ardid familiar es enviar al nieto para que lo rescate de sí mismo, y como tantas veces en estos casos, ocurre lo contrario. Los recuerdos no se disipan, aunque es cierto que se ordenan. Ante ese niño que pregunta, el hombre, José, hilvana la historia de su vida, los momentos que la han marcado. De golpe surge un personaje importante, Urbino, de profesión cartero. Pero luego aparece uno mayor: el legendario John William Cooke, el ícono de la resistencia, el referente, desde la década del cincuenta, de toda la izquierda peronista. José lo trató durante un año inolvidable: él era un joven y el otro un mito de la política estaba cerca de la muerte. Además de la amistad, los ligó un secreto: una carta que Cooke escribió a Perón, y que está perdida desde entonces. ¿Perdida? Pues quizás no sea la palabra indicada. Mejor decir que aún no ha visto la luz, y quizás sea el momento de hacerla pública.
Con una prosa emotiva, que liga la lucha y la militancia a la memoria y los anhelos, en La última carta, Daniel Sorín recupera el personaje de John William Cooke y su legado. En el doble sentido de la palabra: la conducta y el ejemplo que legó, pero también, y más importante, el hecho de dar a otros, de recordar que la vida es transmisión y que eso nos salva del dolor del tiempo.